Termómetro Económico

¡Apareció Calixto! Estos últimos dos años, disciplinadamente me he dedicado a realizar análisis económicos y políticos de la situación ...

¡Apareció Calixto!

Estos últimos dos años, disciplinadamente me he dedicado a realizar análisis económicos y políticos de la situación venezolana. La razón impulsora de este esfuerzo, es la de brindar explicaciones más o menos sencillas del tema económico y político, a la población en general. La idea original, era la de analizar las industrias del mundo (idea que estoy por retomar). Sin embargo, difícilmente pueda un venezolano abstraerse con éxito de la realidad circundante.

¿Y crees haber logrado algo?

No. Sin embargo, sigo trabajando en mi intensión de decir algunas de las cosas que vivimos, de dar mi opinión de lo que origina y produce “el estado de cosas existentes”, citando al poeta Víctor Valera Mora.
La actualidad venezolana es un vivo ejemplo de una conducción política, con un discurso estático, totalmente ajeno a la realidad, divorciado del sentimiento de la gente. Luego, es un discurso destructivo, basado en anti valores, que responde a la necesidad de dividir a la sociedad hasta atomizarla, y así, mantener el estatus de los gobernantes y los gobernados. No ha habido, desde el gobierno del presidente del Psuv (hasta ahora) la más mínima intensión de modificar este rumbo. No existe la disposición de construir en democracia, estados de bienestar, cercanos a la frontera máxima de lo posible. De hecho, la publicación irregular y cuestionada en cuanto a su veracidad, por diferentes instituciones, de las cifras económicas y sociales del país, no hace sino corroborar el bajo interés que la producción de bienestar despierta en el gobierno, y el poco respeto y aprecio, que aquellos que ostentan la gerencia pública, sienten por las técnicas gerenciales. De tal manera, que sin números, no hay que justificar nada, ya que lo que no se mide, pues no se gerencia. La gestión termina siendo resumida, en el simple acto de ejecutar el presupuesto. Es decir, se trata de gastar los recursos, sin ningún criterio técnico, que se desprenda del diseño de políticas públicas serias, para la producción eficiente de bienestar. Así también, los responsables de tales acciones, están por encima de la ley. Son generalmente, familiares, sino altos jerarcas o militares, que están amparados por la complicidad, la solidaridad e identidad de grupo y la insensibilización progresiva de la sociedad, ante los hechos de corrupción.

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