¡Si yo fuera diputado!
Por Fredy Salazar/Salazarfug@gmail.com Como todo oriental y sobre todo de allá de la Tacarigua de Margarita, en mis tiempos de mozo, ...

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Por Fredy Salazar/Salazarfug@gmail.com
Como todo oriental y sobre todo de
allá de la Tacarigua de Margarita, en
mis tiempos de mozo, desarrollé una
habilidad extraordinaria para “quechar”
a todo cumpleañero, bachiller reciengraduado
o profesional recienempleado
que se atravesara en mi camino. Me coleé
muchísimas veces en los bautizos,
tanto de pobres como de ricos; me auto
invité para los matrimonios, tanto civiles
como eclesiásticos; y dije: “Aquí estoy,
si no me han visto”, en cuanta pachanga
se formaba para celebrar cualquier
motivo que yo ni me molestaba en
conocer.
En cualquier aniversario de partidos
que nadie recuerda, en toda romería
que ya no se ve y en cada ternera por
la visita de un obispo que ya nadie se
entera; ahí estaba yo pegado. Ganara
quien ganara las elecciones, ahí me
tenían a mí como un espanto en medio
de la celebración, comiendo y bebiendo,
y ya medio sarataco, aplaudiendo.
¡Total, el muerto al hoyo y el vivo
al pollo!
Pero lo que no pelaba nunca era un
despechado. Esos eran facilitos porque
ellos mismos te buscaban en medio de
su desgracia, para luego, entre trago y
pollo asado, babearse mientras te repetían
una y otra vez que esa era la mujer
de su vida. Yo por supuesto les daba
casquillo, y “mándale que mándale”,
hasta que lo llevaba borrachito a
su casa para esperarlo al día siguiente
y así continuar “chuqueándome” al
“malquerido” de turno hasta que quedara
limpio, se le pasara el guayabo o,
lo que generalmente ocurría, se reconciliara
con la tercia. En ninguno de los
por ahí otra victima, que aunque no era
muy común, a veces resultaba ser un
enamorado de la misma muchacha del
anterior, que le estaba haciendo la suplencia
como novio y ahora se la quería
hacer como despechado.
Aunque con el tiempo fui dejando de
practicar, aún debo conservar esa habilidad
que Dios me dio. De maneras que
ya hice los arreglos para tomarme unas
vacaciones después del 6 de diciembre
der a esa turbamulta de despechados
que saldrán a buscar quien les preste
un hombro para llorar. Y entonces, yo
los estaré esperando en la bajadita para
“bambacharme” toda la bebida y la
comida que tienen preparada.
Apartaré un día completo para celebrar
con los vencedores, aunque ahí
no llevo muchas esperanzas porque los
chavistas no son muy