Entrevista con el chef Eneko Fontoba deja al descubierto la creatividad culinaria que se pondrá en práctica para disfrutar al Pez León en l...
Entrevista
con el chef Eneko Fontoba deja al descubierto la creatividad culinaria que se
pondrá en práctica para disfrutar al Pez León en la isla La Tortuga, como un
primer paso en la elaboración de campañas para mantener en equilibrio las
costas del país
Caracas, 19.02.2014 (Prensa Mintur).- Mientras
aprendía a dar sus primeros pasitos, desde la infancia, Eneko Fontoba ha estado rodeado del delirio por el arte culinario.
De parentela vasca, representa la tercera generación familiar de chefs y, como
dijo Karl Menninger, “lo que se les dé a los niños, los niños lo devolverán a
la sociedad”.
Así, Fontoba repliega todas sus destrezas
gastronómicas para contribuir con el control del Pez León; especie invasiva
proveniente del Indo-Pacífico que representa una seria amenaza para las costas
venezolanas y el Caribe. Asegurando que el consumo humano de este carnívoro es
la única solución, apunta a sensibilizar y educar a los venezolanos al
respecto.
“Culturalmente en
Venezuela nuestra forma originaria de comer pescado es a la parilla, asado o
frito. Ahora, se trata de una nueva forma de cocinar pescado, con modernas
preparaciones, que permiten identificarlo como un nuevo manjar”, explica el
experto culinario.
En las aguas del Atlántico esta
especie está a sus anchas en extensos arrecifes, litorales rocosos, praderas de
hierbas marinas y manglares para el refugio. A su alta tasa de reproducción y
la ausencia de controladores biológicos (depredadores naturales) se une su apetito
voraz y el potente veneno en sus espinas.
Como primer paso
para garantizar su consumo masivo y mantener el equilibrio costero, el profesor
de cocina en el Hotel Escuela de Los Andes, planifica un suculento menú para los 14 hoteles de la cadena Venetur,
cuyos visitantes probarán nuevas exquisiteces de la carne de este pez “rico en
hierro y fósforo, como cualquier otro”; que no solo es proteína limpia de
calidad, sino también fuente importante de ácidos grasos omega 3 y calcio.
Influido por
preparaciones euskeras, la cocina española más reconocida, el chef describe las
peculiaridades de este pescado: “por no
ser de gran tamaño, su carne blanca y tierna ofrece dos filetes de cada lado
que se transforman en opciones de cocción rápida”. En
ceviche, frito y envuelto en harinas, asado, horneado, al fogón y al pesto o
acompañado de plátano, papa, batata, ñame y otros víveres. Pero,
entonces ¿qué hace falta en Venezuela para
ingresar a este depredador a la cadena productiva de alimentos?
“Tenemos que
quitarle el miedo a la gente sobre el veneno. Cuando se comprenda que es fácil
de manipular y preparar para el consumo, debemos
elaborar alguna campaña para conocer su capacidad de comercialización. En
lo que la gente conozca sus propiedades y la cantidad de peces que se
encuentran en nuestros mares, le otorgarán un precio mercado; es decir, el
producto empezará a ser valorado”, respondió Eneko.
Luego de capturar
el pez, debe esperarse una hora para que
el veneno pierda su efectividad. Por último, se retiran las espinas donde
se alojan las glándulas que desprenden la sustancia tóxica y ¡voilá!, estará
listo para cocinar.
El miembro más
espectacular de la familia de los peces escorpión, puede devorar 30 mil juveniles en un año y futuras proyecciones de
la Fundación Top Fish de Venezuela dejan abierta la posibilidad que en cuatro
años especies como el pargo, mero, langostas y otras especies se extingan.
“Eso sería una desgracia para mi profesión.
¡Imagínate, perder el mero! Por ello, juego un papel importante con mi trabajo,
debo ayudar a incentivar su consumo”, argumenta este chef de reconocida
trayectoria.
La realidad indica que el pez no está
inmerso en el mercado local de los pescadores pues aún no es económicamente
sostenible, pero su explotación como pescado comestible ha mostrado ser
efectiva como método de control poblacional en el ambiente marino. Hoy es imposible deshacerse de esta
especie, pero podemos reducir sus volúmenes y tener control sobre el
impacto que genera.
República
Dominicana, por ejemplo, exporta varias toneladas al año a Estados Unidos,
donde un plato puede llegar a costar 20 dólares y, en sitios como Punta Cana, los pescadores locales venden los
especímenes capturados a hoteles que los ofrecen como platos exóticos.
La estrategia debe recurrir a la
figura del pescador popular, el artesanal y a buzos que pueden ir al arrecife
donde se encuentra, pescarlo y llevarlo a las mesas de los hogares venezolanos;
tratándose de campañas de pesca masiva,
incluidos incentivos a pescadores, buzos y hasta turistas.
Probablemente,
el Pez León ingrese pronto a los paladares venezolanos. Quizá, nuestra comida criolla adobe
su propio recetario agregando un granito de arena con creativas preparaciones y
nuestro apetito dará la batalla contra un pez no invitado a nuestros mares.
Oriana Vielma